En el norte de Santander se usa lamparazo para hablar de un cuento exagerado, un chisme tan grande y raro que suena más a invento que a realidad. Es ese tipo de historia que uno escucha y piensa que el que la cuenta está echando carreta a lo loco, pero igual uno se la goza porque el chisme está buenísimo.
"Parce, el lamparazo que me echaron en la tienda sobre el profe de matemáticas y la rectora estaba tan loco que hasta el señor de los tintos dejó de cobrar por escuchar."
En Tolima se usa para señalar a la persona que se las da de muy sabia, muy iluminada y muy importante, pero en el fondo no sabe gran cosa y solo hace show. Es el típico que opina de todo, interrumpe en las tertulias y quiere brillar a punta de carreta. Y hay que admitir que a veces da hasta risa verlo actuar.
"Hermano, deje de posar de experto en política, que usted es más bien lamparazo, aquí en la mesa todos sabemos que ni el noticiero ve."