En Cundinamarca se le dice laguero a la persona que habla y habla, se alarga en la carreta y al final no dice nada muy importante. Es como esos lagos grandes y calmados, que parecen profundos pero no pasa gran cosa. Sirve para vacilar a ese amigo que se pega unas monas larguísimas. Y hay que admitir que la palabra suena sabrosa.
"Parce, no le pregunte la hora a Julián que ese man es muy laguero y termina contándole hasta cómo se dañó la licuadora de la abuela."