Se usa para decir que alguien está echando chispas de la mala leche que lleva encima, como si estuviera tan caliente que va a soltar vapor por las orejas. Es ese cabreo gordo que se ve venir de lejos y que como le sigas pinchando un poco más igual te suelta una bronca histórica, con bufidos incluidos.
"Mi jefe se enteró de que habíamos perdido los informes y empezó a joder como un botijo, rojo como un tomate, dando vueltas por la oficina y resoplando como si fuera a reventar la cafetera."