Se usa para decir que alguien se va de fiesta con todo, dispuesto a desaparecer un buen rato y regresar hasta que el cuerpo aguante. Es como hacer una peregrinación, pero en vez de ir a un templo vas de bar en bar buscando alcohol, música y desmadre. Y la verdad, cuando se arma bien, hasta parece experiencia espiritual.
"Ya le dije a mi jefa que hoy me voy de peregrino, que no me ande marcando porque voy a andar rolando antros hasta que amanezca bien crudo."