En Bogotá se usa para hablar de irse de fiesta con devoción casi religiosa, como si la rumba fuera misa de domingo. No es que vayas a jugar fútbol, sino a darle duro al perreo, al trago y a la gozadera. Es una forma medio irónica de decir que uno es fiel creyente del desorden nocturno, y la verdad tiene su encanto.

"Parce, desde que cobraste la quincena no paras de ir a las canchas, ya ni la abuela te ve en la misa del domingo porque estás tirado durmiendo la rasca."

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