Se usa en la Patagonia para bardear con cariño al que se quedó sin carne en el asado porque llegó tarde, se colgó charlando o fue muy lento para arrimarse a la parrilla. Es ese pobre cristiano que mira la parrilla vacía mientras los demás ya están con la panza llena. Duele, pero también da risa, y la próxima vez llega primero.
"Caíste re tarde, papá. Mientras vos buscabas leña en el auto, volaron los choris y el vacío. Ahora sos el huérfano del asado, agarrá ensalada y no llores que encima trajiste el vino más barato."