Se usa para hablar del que se pone valiente en la fiesta, casi siempre después de unos tragos, y se avienta a bailar o a lucirse frente a todos. El resultado suele ser más chistoso que elegante, pero justo por eso se vuelve el centro de atención. Es esa mezcla de valor alcohólico y ridículo entrañable que da mucha vida a la pachanga.

"En la boda de la prima Lupe, el Chucho se puso bien alegre, se aventó a hacer el gallo en la pista y acabó tirando el centro de mesa. Todos en la mesa de los tíos ya no podían ni respirar de la risa con sus pasitos todos chuecos."

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