Se usa cuando le echas todo el rollo a alguien y de plano no entra nada, como si le estuvieras hablando a una roca. La persona es tan terca o cerrada que da igual cuánto expliques, no entiende o no quiere entender. Es esa sensación de perder el tiempo y quedarte pensando que mejor le hablabas a la pared.
"Le expliqué a mi tío mil veces que no era brujería, que era el algoritmo del banco, pero nada, fue hablar a la piedra y mejor me fui por unos panuchos."