Se usa para llamar cobarde a alguien que se raja a última hora, sobre todo cuando venía echando cuento de que iba a hacer algo grande. Viene de guarico, que en la jerga local es como escabullirse o desaparecerse del plan. Es medio burla, medio regaño, y la verdad es que suena tan gracioso que hasta provoca repetirlo.
"El pana pasó toda la semana diciendo que iba a cantar en la tarima y al final se puso nervioso, se hizo el loco y salió corriendo como tremendo guaricampista del barrio."