Se usa para decir que alguien está contentísimo, relajado y sin ninguna preocupación, como compadre entonado en plena bodega con su pisco y sus patas. Es felicidad de barrio, de esas que se notan en la risa escandalosa y en el abrazo fácil. Y hay que admitir que la imagen es tan gráfica que hasta provoca brindar.
"Le cayó su bono, ganó su equipo y encima ligó en la fiesta, el pata estaba feliz como borracho en bodega, caminaba por el barrio saludando hasta a los perros."