Se usa cuando alguien lleva tanto rato esperando que ya parece momia sentada en el cerro, toda cubierta de hojitas de coca como ofrenda. Es una forma bien ayacuchana de quejarse de una espera eterna, de esas que te dejan frío, aburrido y con ganas de mandar todo al diablo, pero igual sigues ahí parado.
"Oye, causa, ¿vas a salir o qué? Ya estoy en la puerta desde hace una hora, me está cayendo coca y hasta los perros del barrio ya me conocen."