Se usa cuando alguien está arrechísimo, lleno de rabia, como si lo hubieran subido a una nube de mal genio que no se le baja con nada. Es más que estar bravo, es estar pasado de rosca, que mejor ni le hables porque te cae la tormenta encima. Y la verdad, da hasta risa verlo desde lejos.

"Ayer mi abuela estaba montada en una furia porque le pisaron las matas de ají, y andaba por la casa tirando chancletas y regañando hasta al perro que ni culpa tenía."

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