Se usa para decir que alguien está sudando a lo bestia, empapado perdido, como si lo hubieran sacado de una sauna portátil. Es muy de verano andaluz, de esos días en los que el calor pega tan fuerte que hasta la sombra suda. Y oye, tiene su gracia porque te imaginas al colega brillando como pescado en la lonja.
"Quillo, entre el bochorno, las sevillanas y las tres cañas, he salido de la caseta hecho un arenque, voy chorreando hasta por las pestañas"