Se usa cuando estás pelando bien duro, sin un medio en el bolsillo y con la cuenta bancaria llorando. Es como decir que estás al límite, sin colchón ni ahorro, sobreviviendo con lo justo y rezando que no salga un gasto sorpresa. Es muy de Lara y suena cómico, aunque la situación sea más trágica que novela venezolana.
"Chamo, después de la parrilla, las birras y el taxi de anoche, quedé en la pura tabla, ando viendo cómo llego a la casa hasta pidiendo cola."