Se usa para hablar de alguien que está demasiado romántico, meloso o empalagoso, como si viviera en una nube de azúcar. No es que esté mal, pero a veces cansa un poco y da risa verlo tan cursi. Es como decir que se pasó de tierno y ya parece novela barata de la tarde.
"Juan está tan dulzón que ya me empalaga, ayer me recitó veinte poemas y apareció con un peluche gigante en plena peatonal de Trelew"