En el sur se usa para decir que alguien está rígido, tieso o entumido, casi sin poder moverse, ya sea por el frío brutal, por haber estado mucho rato quieto o incluso por los nervios. Es como si el cuerpo se hubiera convertido en una tabla de madera. Muy útil cuando pega el viento austral y uno se queda congelado, literal.
"Hermano, fui a sacar la basura en polera con ese viento del demonio y ahora estoy como tabla, ni los brazos me responden para abrir la puerta del edificio"