Se usa para hablar de ese sueñito rápido que te echas en pleno curro o mientras estudias, como quien no quiere la cosa. Es la típica cabeceadita después del almuerzo, casi institucional, que en Miranda ya parece tradición no escrita. No es que esté en el contrato, pero todo el mundo sabe que cae igualito. Y la verdad, sienta de lujo.
"Hermano, hoy el jefe anda por ahí dando vueltas, así que si te vas a echar una siesta mirandina después del pabellón, que sea cortica porque si te agarra roncando te manda pa' tu casa sin liquidación."