Expresión cariñosa para hablar de echarse una siesta épica, de esas que te dejan doblado en el sofá después de ponerte fino a comer. No es una cabezadita rápida, es siesta con todas las letras, con babilla, ronquidos y despertar desorientado. Suena a cosa de pueblo y a sobremesa eterna, y la verdad es que da gustito solo de pensarlo.
"Tú vete recogiendo la mesa, que yo con el cocido maragato que me he metido voy a echar un Miguelito que me van a confundir con un oso hibernando en la manta del salón."