Se dice cuando alguien se queda tanto tiempo en un sitio que parece que ya vive allí, como si le hubieran salido raíces en los pies. Vale para el colega que no se mueve del bar, para la abuela del banco de la plaza o para el que nunca sale de su pueblo. Es una expresión muy gráfica y, la verdad, bastante divertida.

"Como siga el Julián todas las tardes en el mismo banco del parque, va a echar raíces ahí y le van a tener que podar las patas en primavera"

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