Se usa cuando alguien se pone a soltar una historia larguísima, llena de adornos, exageraciones y detalles que nadie pidió. Es como si armara un show completo solo con la lengua, todo dramático y pintoresco. A veces hace gracia, pero también provoca decirle que baje dos cambios y deje el teatro para después.
"Chamo, no le pares a Luis, otra vez estaba echando un estadio con que casi se vuelve millonario vendiendo empanadas en la playa de Higuerote"