Se usa para decir que alguien se queda flipando de alegría, como embobado y feliz perdido, casi como si le hubieran echado un conjuro bueno. Es ese momento en que algo te sale tan redondo que te quedas con cara de tonto contento. Suena muy de pueblo y la verdad es que tiene bastante encanto.

"Cuando vio que en la lotería del pueblo le habían tocado jamón, cesta y viaje a Benidorm, el Fermín se quedó echaizado, con la sonrisa tan grande que casi no le cabía en la cara."

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