Exclamación muy usada cuando algo se sale de control, te saca un susto o te cae el veinte de que la regaste gacho. Sirve para momentos inesperados, desde que se te quema la comida hasta que recuerdas un pendiente importante. Es como un grito de sorpresa medio dramático pero sin llegar a grosería, y la neta suena sabroso.
"Estaba tan picado con el videojuego que cuando vi la hora nomás solté ¡Diablos, la tarea sigue en blanco y ya casi canta el gallo!"