Se usa para hablar de un desayuno bien poderoso, de esos que te dejan listo para volver a la vida después de una noche brava. No es un simple pan con mantequilla, es plato lleno, grasita, harto sabor y cero culpa. Ideal cuando amaneces con hambre asesina y el cuerpo te pide recargar baterías a lo bestia.
"Hermano, después del tono en la plaza me metí un desayunaco con chicharrón, papas, huevito y su café cargado, y recién ahí se me pasó la tembladera."