Expresión muy usada para hablar de alguien que insiste sin parar con un tema, petición o queja hasta resultar pesado. Es como taladrar la cabeza a la gente con lo mismo una y otra vez, hasta que el resto acaba agotado o harto. Vamos, que cuando te dan la matraca te entran ganas de huir discretamente.
"Tía, deja de darme la matraca con que me apunte al gimnasio, que bastante tengo con sobrevivir a los lunes."