Se usa cuando alguien se queda dormido tan profundo que parece que lo hubieran noqueado del puro cansancio. No es una siestita corta, es desaparecer del mapa, babear la almohada y no escuchar ni terremoto. Es muy gráfica y exagerada, y la verdad es que tiene su encanto cuando uno anda hecho bolsa.

"Hermano, después de cosechar todo el día bajo el sol, llegué a la casa, me tiré en la cama con la ropa puesta y le di a la siesta de los condenados hasta que oscureció."

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