Se usa para hablar de alguien que se cree la última Coca Cola del desierto, que va sobrado, agrandado y con un ego que no le cabe por la puerta. Es el típico que se mira al espejo y se aplaude solo. No siempre es con mala leche, a veces se dice medio en broma, pero igual pica un poquito.
"Desde que Juan compró ese carro nuevo anda todo convertío por el pueblo, saludando con dos dedos y creyéndose reguetonero famoso cuando apenas llega a la esquina."