Se dice cuando te toca cargar con un problema gordo, normalmente injusto o que ni te va ni te viene, pero te explota en la cara igual. Es como comerte el marrón de toda la vida, pero en versión XXL, de esos que te amargan el día entero. Y oye, a veces parece deporte nacional eso de pasar marronazos.
"El informático borró la base de datos, desapareció del mapa y al final me comí yo el marronazo en la reunión con dirección, sudando más que en la sauna del gimnasio"