Se usa para hablar del momento en que empiezas a revivir después de una caña brutal, cuando ya te estás componiendo con comida, líquidos y paciencia. Es como si la resaca fuera una herida y tú la estuvieras cerrando a punta de sopaipillas, marraqueta con palta y litros de bebida. Bien chilena la cosa, y bien sufrida también.
"Hermano, después del carrete pasado a lluvia en el muelle, me bajé una marraqueta con palta y una paila marina para cicatrizar la caña antes de subirme a la micro a Puerto Varas."