En Puno, chalina no es solo la bufanda que te salva del frío helado del altiplano. También se usa para hablar de alguien bien metiche, que anda pegado a los chismes y se mete en asuntos que no son suyos. Es como decir que la persona se cuelga de todas las conversaciones ajenas, y la verdad a veces hace gracia.
"Ya viene la Olga con su chalina bien puesta, fijo que se sienta, se toma su matecito y en cinco minutos sabe hasta quién se ha peleado con la vecina del tercer piso."
Así le dicen a esa mentirijilla o exageración que uno cuenta para adornar la historia y no quedar tan mal.
"Ayer me pegué tremendo cabezazo con la moto... pero tranquilo, le metí una chalina al seguro para que paguen."