En el Huila no solo se catan vinos, aquí catar es mirar algo con tanta atención que casi lo desarmas con la vista. Es observar con detalle, con sospecha, como si fueras un mini detective de barrio. A veces es por pura curiosidad chismosa, otras por desconfianza, pero siempre con ojo clínico y bien despierto.
"Uy, vea a la tía Marta cómo está catando al novio nuevo de la prima, ese man ya sudó frío solo de sentirle la mirada encima en la sala."