Se usa para decir que algo está muy caro, pero muy pasado de lanza, como si el precio te diera un infarto en la caja. Es una forma exagerada y divertida de quejarte cuando sientes que te están viendo la cara. Ideal para cuando el bolsillo anda flaco y todo parece de lujo.
"Fui al estadio por unas papitas y un refresco y me querían cobrar 180 baros, no inventes, todo está bien carote ahí adentro"