Se usa cuando algo está carísimo, mucho más de lo que debería, y se lo compara con el asado en Tucumán, que suele ser famoso por salir salado al bolsillo. Es una forma bien norteña de quejarse del precio con humor, porque si algo está caro ahí, es que ya se fueron al pasto con el número.
"Fui a preguntar por el alquiler de un monoambiente en el centro y casi me desmayo, está caro como asado en Tucumán, con esa guita me voy de vacaciones a Brasil, chango."