Se usa cuando alguien amenaza con soltar un chisme o un secreto sin pena y bien escandaloso, como si estuviera gritando por un megáfono. Es muy de cuando uno quiere asustar al otro con que va a ir con el cuento completo, con detalles y aderezos. Y aceptémoslo, a veces el sapeo también tiene su sabrosura.

"Sigue haciéndote el santo, que ahorita mismo voy donde tu mamá y canto como un cucurucho todo lo que hiciste en la parranda del sábado, hasta lo del beso detrás de la tarima."

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