Se usa para decir que algo está brutal, lleno de energía, emoción y sabrosura, como que todo está prendido y nadie se quiere ir. Puede ser una fiesta, una persona o hasta un chisme bien jugoso. Es como decir que la cosa está ardiendo en el mejor sentido, y la verdad es que suena sabrosísimo.
"Chamo, el toque en el malecón estuvo candela pura, hasta los viejitos se lanzaron a bailar tambor y nadie quería que apagaran el sonido."