Forma jocosa y ligera de referirse a las personas que vienen del interior del país, especialmente a esos 'flacos' bien vestidos que sudan la gota gorda en Santa Marta.
"¡Mira al cachaco tomando jugo de corozo para aguantar el calor, ni se parece al flaco pálido que llegó!"
Palabra usada para referirse a la gente del altiplano cundiboyacense, sobre todo de Bogotá y alrededores. Puede sonar cariñosa o un poco burlona, según el tono, porque se les ve como muy finos, bien vestidos y algo estirados, aunque estén comprando almojábanas en la plaza. A veces pica, pero hay que admitir que tiene su gracia.
"Ese cachaco llegó a la plaza con ruana, pidió tinto en vaso desechable, compró papa criolla, almojábanas y aun así se puso a regatear como si estuviera cerrando negocio en la bolsa."