Se usa para hablar de un trabajo o encargo súper urgente que te cae de repente y que hay que resolver en chinga, como si fueras bombero apagando un incendio. Suele ser algo que ni te tocaba, pero te lo avientan porque alguien la regó o porque todo lo dejaron al último. Y sí, da un coraje sabroso.
"No manches, ya me iba a echar mis chelas y que me cae un bomberazo del cliente, ahora a chingarle toda la noche en la compu."