Se dice del boli cutre que ronda por casa o la oficina, medio seco, con la tinta a trompicones y más viejo que la tos. Suele ser de propaganda de alguna feria o evento random y solo escribe cuando le da la gana. Todos tenemos uno por ahí dando guerra, aunque nadie recuerde de dónde salió.
"He ido a firmar el parte del seguro y nada, el bolígrafo de feria haciendo el ridículo, he tenido que rebuscar en el cajón desastre hasta encontrar uno que pintara bien."