Interjección muy usada para quejarse cuando algo quema un montón. Es ese grito medio de dolor medio de susto cuando tocas la olla caliente, te cae agua hirviendo o te pasas con el vapor. Es bien de abuelitas en la cocina, pero también lo suelta cualquiera cuando se chamusca sin querer. Y la verdad, suena hasta chistoso.
"Arrarray, ñaño, casi me achicharro los dedos cogiendo la olla del hornillo sin agarradera, qué bestia que soy."