Se usa para decir que alguien anda a las corridas, lleno de mandados y obligaciones, sin tiempo ni para rascarse la cabeza. Es esa sensación de que el día no te alcanza y vas de acá para allá como trompo loco. Muy típica cuando te cargan de favores, trámites y quilombos varios. Y sí, todos hemos andado mandados alguna vez.

"Che, ni me llames para el fulbito, hoy ando mandado con los mandados de mi vieja, el laburo y encima el perro se me escapó al patio del vecino."

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