Se usa para decir que alguien anda tan cansado, desvelado o físicamente tronado que casi se va recargando en las paredes para no desmayarse. Es como ir arrastrando los pies por la vida, medio zombi, medio crudo, pero todavía cumpliendo. Y la neta, todos hemos andado de pared alguna vez después de una buena desvelada.
"No manchen, después de ir al jaripeo y luego a los tacos de madrugada ando de pared, si me siento tantito me quedo dormido aquí mismo en la oficina."