Se usa para decir que algo o alguien te tiene chato, molestando todo el rato, como una incomodidad chica pero constante que no te deja tranquilo. No es una tragedia, pero te va desgastando la paciencia igual que una piedrita metida en el zapato en plena caminata larga. Y hay que admitir que la imagen es bien gráfica.
"Desde que el vecino empezó a taladrar a las ocho de la mañana, es como andar con una piedra en el zapato, uno quiere puro dormir y el compadre no para nunca."