Se usa para decir que alguien anda con una cara súper seria, como si estuviera esperando el escrutinio final de las elecciones o cargando un drama tremendo. Cero sonrisa, cero onda, todo gesto duro y preocupado. Es esa cara de velorio político que no se le afloja ni aunque le cuenten el chisme más jugoso del barrio, y la verdad hace gracia.
"Che, mirá a Tito, desde que lo rajaron del laburo anda con cara de urna, ni en el asado del domingo largó una sonrisa el amargo."