Se usa en La Pampa para decir que alguien está totalmente perdido, desorientado, sin saber bien dónde está parado ni para dónde rajar. La gracia es que en la Pampa no hay castillos ni montañas ni nada para esconderse, así que un castillo ahí quedaría más fuera de lugar que uno con bufanda en enero. Es una forma bien criolla de decir que alguien no caza una.
"Mirá al Juancho, desde que cambiaron las calles del barrio anda como castillo, se mete en contramano, se pasa las esquinas y termina siempre en la casa de la ex suegra."