Se usa en Aysén para decir que alguien anda lentísimo, sin ninguna prisa, como si el tiempo no importara nada. Es ese paso de domingo eterno, muy de pueblo chico y paisaje patagónico, donde todo se hace con calma y mate en mano. A veces se dice con cariño y otras para apurar al flojito del grupo, según el tono.
"Oye, apúrate po, que vamos a perder la micro. Estai puro andando a gota, parecís turista mirando los cerros por primera vez."