Se usa cuando alguien suelta un comentario tan fuera de lugar que deja el ambiente congelado, como un regalo sorpresa pero en versión incómoda y vergonzosa. Es ese momento en que todos se miran sin saber dónde meterse y tú solo piensas que ojalá hubiera un botón de reinicio social. Y oye, como concepto tiene su gracia.
"Estábamos tan tranquilos en la cena y va mi tío y suelta un aguinaldón sobre la herencia que dejó a todos callados mirando el plato de yuca como si fuera la tele."