Se usa cuando alguien se acobarda justo antes de hacer algo que venía prometiendo con toda la boca. Es ese momento en que el miedo le gana al entusiasmo y la persona se baja del plan a último minuto. Sirve para bardear con cariño al que se raja, y hay que admitir que tiene su gracia cuando pasa delante de todos.
"Íbamos a tirarnos al canal helado, todos re manijas, y el Nico se achunchó al borde, se volvió al auto y terminó cuidando las camperas mientras nosotros hacíamos el ridículo."