Se usa para hablar de una vida bien de campo, tranquila y sin tanto estrés, como quien se instala entre cerros, chilcas y desierto y se olvida del reloj. Es esa vibra de levantarse con el sol, tomar mate mirando el paisaje y preocuparse más del clima que de los correos. Y la verdad, suena bastante tentador.
"Desde que solté la pega en la ciudad y me vine pa’ Atacama, estoy viviendo la chilca, puro sol, cabritas asadas, siesta a la sombra y el desierto entero de patio trasero"