Se dice de alguien muy despistado, que está en su mundo y se entera de la mitad. Como si en vez de ideas claras tuviera florecitas, mariposas y regaderas dando vueltas. Es una forma medio cariñosa de decir que la persona va a su bola y que concentrarse no es precisamente su superpoder, aunque a veces tiene su encanto.
"Le explico el plan para vendimiar, hacer las cuentas y llamar al proveedor, y el tío asintiendo todo serio mientras mira las nubes, tiene un jardín en la cabeza que ni el del pueblo en fiestas"