Se usa para decir que alguien baila sabroso, con las piernas sueltas y el swing bien costeño, como si el cuerpo se moviera solo con la brisa del mar. Hace referencia a Taganga, un pueblito playero cerca de Santa Marta, donde la rumba y el sabor se sienten hasta en la arena. Y la verdad, la expresión tiene su encanto.

"Parce, esa pelada tiene las piernas de Taganga, apenas suena el vallenato ya está dándole duro en la pista y dejando a todos los troncos mirando."

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