Se usa cuando alguien está cruzado, de pésimo humor o con un día tan torcido que mejor ni hablarle. Es como si anduviera medio salvaje, gruñón y a punto de saltar a la yugular por cualquier pavada. Nadie sabe bien de dónde salió, pero suena a invento porteño en noche larga y con poco sueño.
"Che, ni le hables al jefe hoy, tiene la luna de lobo y te arranca la cabeza por llegar dos minutos tarde al mate."